lunes, 4 de junio de 2012

Es curioso como terminamos perteneciendo a un lugar y la atracción que tenemos por conocer los motivos por los cuales, nuestros padres y abuelos , nos hicieron recalar en él.
Mis abuelos paternos, Antonia Cenoz Beloqui y Mariano Iriarte Eslava, se conocieron en Pamplona. Antonia nació en Azanza el 13 de junio de 1901, era la sexta de siete hermanos y al igual que alguno de ellos, se puso a trabajar en Pamplona. Trabajó en  Casa Otano.
Mariano también era el sexto de siete hermanos y nació en Beroiz el 15 de mayo de 1895.  Los padres de Mariano, tras unos años de renteros en un caserío próximo a Aoiz, Olleta, se vinieron a Mutilva Baja, donde se establecieron comprando la casa de un capitán. Esta casa, rodeada de una gran finca, estaba en el centro del pueblo pero no queda vestigio pues fue derruída y sustituida por bloques de pisos. En una parte de ellos están ubicadas las oficinas  del actual Ayuntamiento de Aranguren.
Pero, ¿cómo terminaron situando su domicilio mis abuelos aquí?.
Se casaron el 23 de noviembre de 1927 en la Parroquia de San Nicolás de Pamplona y fijaron su residencia en el antiguo barrio de El Mochuelo, actual barrio de La Milagrosa. Según consta en el Padrón Municipal de Pamplona, año 1930, vivían en Casa Ardanaz:
Mariano Iriarte Eslava, de 35 años, Cabeza de familia, sabe leer y escribir, de ocupación Bracero.
Antonia Cenoz Beloqui, de 30 años, esposa, sabe leer y escribir, de ocupación S.L.(Sus Labores).
Francisco Santos Iriarte Zenoz, de 2 años, hijo.
María Jesús Iriarte Zenoz, de 1 año, hija
Según cuenta mi padre, pusieron vacas y por dos veces se les murieron de pulmonía, hasta que averiguaron que el solar donde estaba asentada la casa pasaba una corriente de agua que provocaba la humedad que hacía enfermar al ganado. Se bajaron a Mutilva Alta, donde nació mi padre Luis Iriarte Cenoz el 18 de junio de 1931, pero definitivamente se asentaron en Mutilva Baja donde nacieron Antonio Juan el 8 de enero de 1933, un niño que falleció al poco de nacer el 8 de junio de 1936 y Luisa el 31 de mayo de 1938.
Hoy día, la casa donde vivieron sigue en pie, pero nada nos hace recordar la que fue pues, los que la compraron tras fallecer mis abuelos, la remodelaron e hicieron dos viviendas.